El bien y el mal no son creados por la mente. Son estados de la materia relativos al equilibrio.
Se puede observar y ver paz en un desequilibrio, pero sigue siendo eso. El equilibrio equivale a neutralidad y aceptación de una condición.
La energía fluye constantemente cuando hay aceptación mientras que si existe un rechazo todo se vuelve pesado y duro.
Es el sufrimiento por intentar cargar con esa energía infinita que constantemente nos llega lo que provoca el agotamiento.
Vuestros cuerpos están diseñados específicamente para recibir, conducir y transmitir energía.
Si la retenéis os enfermará y vuestro cuerpo se hará pesado y se agotará.
Si centráis vuestra intención en el mal no podréis soportar tan dura carga y terminareis por sucumbir de una u otra forma a esa energía.
Si almacenáis solo la energía positiva os convertís en baterías de un solo polo y vuestro rechazo al polo opuesto ira en aumento.
El equilibrio consigue unir en armonía los dos polos antagónicos.