Al elegir, la realidad se cristaliza

Al elegir, la realidad se cristaliza. Se materializa. Un elenco de posibilidades subyacen como posibles, detrás de la imagen aparentemente real que crea la mente. Como en un teatro, se van sucediendo los escenarios, uno tras otro, según el guion correspondiente, pero detrás de las bambalinas ya se conoce el guion y todos los decorados de la obra antes de su estreno.

¿Es el porvenir un hilo de travesía entre el presente y el futuro? ¿Es la llegada una meta a conseguir? La lógica actúa sin conexión con las posibilidades, y simplemente elige y desencadena la sucesión de escenarios. No repara en la totalidad, carece de conexión total, por tanto, es imprescindible desatender la lógica para encontrar la posibilidad deseada. Dejarse arrastrar por el cauce de la vida conduce sin esfuerzo a la desembocadura del mar, donde toda el agua confluye para comenzar otro ciclo. Así por siempre es y será la creación de realidad.

El miedo a la muerte surge de la lógica. No entiende que más allá de un último paso existen infinitos pasos más. caminar alrededor de una esfera en forma de bucle, es la representación perfecta de lo infinito, lo que nunca se termina o se empieza. No tiene un comienzo o un final, sólo existe, sin más.

La conciencia no sólo es un manantial inagotable de información, sino que determina las reglas básicas de la existencia. En la conciencia total existe todo, y todo está conectado para sentirse una. La conciencia se individualiza y se desconecta al mismo tiempo, de su fuente de poder. Esto genera el sentimiento de distancia o aislamiento del resto de conciencia total.

Al mismo tiempo esa conciencia individual cree ser única y total dentro de un cuerpo que considera propio, pero que es incapaz de controlar a nivel orgánico. Una conciencia unida es capaz de controlar la vida en su totalidad y no necesita trascender a lo físico para tomar el control. Lo gestiona desde dentro, desde su base.