El poder del ahora es dado a todo ser con capacidad de observación y conciencia de sí mismo.
Ese ser dispone de todos los recursos que están a su alcance en ese presente. Los físicos por un lado y los menos densos por otro. La conjunción de ambos estratos configura la autonomía del ser y lo hace individuo. Su raíz sigue unida a la creación, si no sería imposible el sustento vital, pero su iniciativa es libre y programable o configurable de una manera autónoma y auto voluntaria.
Quien deja de usar esos dones no sólo exime su responsabilidad como creador, sino que abandona la vía que posee todo su poder y virtud.
No puede existir el miedo donde habita la seguridad y certeza, por eso el ser consciente del presente es un buen inicio para observar lo que hay y se da.
En el instinto de supervivencia no se genera un diálogo entre cuerpo y mente. El cuerpo actúa por sí mismo, mientras que cuando se da la observación se desconecta la supervivencia, ya que no tiene sentido si todo está para tu servicio.