Lo infinito se concreta en cada ser para dar forma al presente. En sí misma, la realidad comprende todo lo creado al mismo tiempo. Es una imagen imposible de asimilar si se analiza con la mente.
Dado que las carencias físicas humanas hacen creer al ser integral que es un elemento aislado y limitado, se puede afirmar que existe una pérdida de conexión a nivel espiritual, que es imprescindible restaurar para recargar energía y sentir bienestar, paz y unidad.
Es muy difícil acometer tareas interiores desde la faceta racional. Ésta sólo debe servir para comenzar, para dar el primer paso. Lo demás vendrá por sí solo.
Cada paso que se cree avanzar con la razón, se pierden dos pasos del verdadero camino, además del esfuerzo extra que se necesita para seguir una senda contracorriente.
Cuando todo fluye mágicamente, cuando el viento sopla a favor, la sonrisa se dibuja en el rostro y la sincronía llega, entonces se están sumando energías en la misma dirección para avanzar.
En cambio, cuando todo se vuelve aburrido, amargo, duro y carente de sentido es una prueba de ir contracorriente.
Sólo un cambio minúsculo y a la vez gigante, como es el uso adecuado de las facultades psicológicas inherentes a todo ser humano, consigue transformar el remar y no avanzar al avanzar sin remar.
Las señales de estar en una u otra dirección son tremendamente contundentes y claras.
Sólo parando a observar se aprecia de inmediato tal circunstancia.
