Siempre existe un camino. Incluso cuando se cree terminado.
La energía infinita es vibración dentro de cada átomo creado. Toda esa vibración obedece a patrones establecidos en cada elemento.
La mente humana es vibración capaz de generar ondas de movimiento en esa creación que pueden afectar a su entorno. Como una gota al caer en un estanque de agua.
Cuando se habla del poder de la mente en realidad se describe su capacidad de alterar la vibración circundante que es capaz de asimilar. Estableciendo con ello unas posibilidades infinitas puesto que actúa en todas las dimensiones, donde el tiempo y el espacio se anulan.
Para entender este hecho es necesario hablar de colinealidad de los hechos, de tal forma que todos ocurren al mismo tiempo, tanto los pasados y los presentes, como los futuros.
Hablar de unidad también hace referencia a esa ausencia de tiempo y de espacio, donde todo se une, donde todo comienza y termina en el mismo instante.
La necesidad del ser humano por referenciar su entorno físico le impide ver con claridad la autolimitación en la que vive.
¿Como se sostendría la creación misma sin una vibración que abarcase todo momento, todo lugar y todo espacio?
El creador siempre supera a su propia creación y no al revés como puede parecer, por eso no se puede dominar aspectos físicos que superan las capacidades del mundo físico. Por eso existen otros planos no físicos para dar cabida al resto de elementos que soportan y albergan el mundo físico, de los sentidos, de la realidad más elemental donde poder experimentar una conciencia.
