Tal vez una gota sea suficiente para completar una cantidad establecida, pero el resto es tan importante como la última.
No hay vidas más o menos importantes.
No hay experiencias prescindibles ni alternativas. Son las que deben ser.
¿Por qué pensáis que la vida a veces es errónea? Os falta aceptación de cada instante, sea cual fuere. Todo está establecido desde la claridad y perfección.
Vuestras antenas deben de sintonizar sólo las altas frecuencias y abandonar la distracción que os sume en el sueño profundo y lamentable del triste desenlace, de la pérdida de capacidad y virtud por no usar los dones que cada ser tenéis. Los dones que os identifican como alma y espíritu.
Todo acontece con celeridad, aunque basta sólo un instante para ver la luz, para despertar al completo.
Basta sólo pulsar un interruptor, detonar un globo, saltar al vacío que lo abraza todo desde siempre.
Sin temor vuestras vidas son dichosas y llenas de energía que podéis regalar a raudales.
Encontrar el momento justo es hallar un tesoro, y vosotros disponéis de vidas enteras llenas de abundancia y posibilidades.
Sólo se avanza dando pasos.
No os paréis demasiado a ver el horizonte, porque es inalcanzable, el horizonte sólo es un concepto que nunca pierde su aspecto ni su nombre y siempre estará, aunque trates de alcanzarlo.
Mas bien debéis mirar hacia vuestros pies para no tropezar y seguir el camino fácil, el que está preparado para ser vivido como una experiencia completa, hasta su última gota.